Grifaldo Toledo, Jorge

lunes, 20 de junio de 2016

Poema de viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Tras un fin de semana de asueto (se me olvidó dejar programado la publicación, sig...), publico hoy las "conversaciones" de amor y desamor, enviadas por Piluka, que estos amantes andalusíes se dedicaron en sus poemas...




Hoy hacemos un quiebro en el acostumbrado formato de los Poemas de Viernes, para presentar a dos poetas andalusíes:
Wallada bint al-Mustakfi (Córdoba, 994-1091). Hija única de un Califa, recibió una exquisita educación, así como una pingüe herencia que dedicó a educar a chicas de buena familia, cultivando a poetas y literatos. Se atrevió a participar en competiciones masculinas y de completar poemas inacabados mostrando libremente su rostro, conducta que causó el ataque de los integristas.
Uno de los asistentes a las veladas fue el poeta Ibn Zaydún (Córdoba, 1003-Sevilla, 1071), noble de excelente posición, con gran influencia política y el intelectual más elegante y atractivo del momento. Entre ambos se estableció una relación no sólo amorosa sino literaria, hasta que la pareja se fue al traste, como el 99% de las parejas (ya, ya sé que la vuestra no...).
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"Le manteau légendaire", óleo de Léon François Comerre


Versos de Wallada a Ibn Zaydun:

Espera mi visita cuando apunta la oscuridad
Pues opino que la noche es más encubridora de los secretos
Tengo algo contigo que si coincidiera con el sol
Éste no brillaría
Y si con la luna, ésta no saldría
Y si con las estrellas, éstas no caminarían.
¿Acaso hay para nosotros,
después de esta separación, una salida;
puede quejarse cada uno de nosotros
de lo que ha sufrido?
Pernoctaba yo en los tiempos
De nuestras visitas mutuas durante el invierno
Sobre las brazas crepitantes por la pasión.
¿Cómo, pues, estando en la situación de este abandono,
ha apresurado el destino lo que yo temía?
Giran las noches y no veo el fin
De nuestro distanciamiento,
Ni la paciencia me libra
De la esclavitud de mi anhelo.
Riegue dios la tierra donde estés
Con toda clase de lluvias copiosas.

Respuestas de Ibn Zaydun:

Tu amor me ha hecho celebre entre la gente
por ti se preocupa mi corazón y pensamiento,
cuando tú te ausentas nadie puede consolarme y
cuando llegas todo el mundo está presente.
Aquella muchacha de ojos bellos,
de fragancia deliciosa,
de aliento perfumado, de aroma penetrante,
me tendió su fina mano, y comprendí
que era hermosa mujer de mirada seductora.
Por su talle corre fresca sabia juvenil;
ungida está de almizcle por su muy clara virtud.
Cuando me ofrece jazmines en la palma de su mano,
recojo estrellas brillantes de la mano de la luna.
Tiene carácter dulce, talle perfecto
y una gracia como el aroma o la euforia del vino.
Me ofrece solaz su charla tan deleitosa
como la unión amorosa lograda tras la ausencia.



Los enemigos de la privilegiada posición del poeta lograron que una esclava de Wallada lo sedujera. La poetisa montó en cólera y se buscó otro amante. Ibn Zaydun, desde Sevilla, al enterarse de esta relación, escribió una sátira:


¡Oh que noble es Wallada!
Un buen tesoro para quien busca ahorrar
pensando en las necesidades del futuro.
¡Ojalá distinguiese entre un albéitar y un perfumista!
Me han dicho que Abu Abdús la visita y
me han contestado: a veces la mariposa busca el fuego.


La respuesta de la poetisa fue el llamado Poema de los seis insultos:

Tienes por apodo el hexágono
y es un calificativo que no abandonarás mientras vivas,
pues eres, sodomita, degenerado, adúltero, cabrón, cornudo y ladrón.
Ibn Zaydun, a pesar de tus virtudes,
maldices de mí injustamente y no tengo culpa alguna;
me miras de reojo, cuando me acerco a ti,
como si fuese a castrarte.


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