Grifaldo Toledo, Jorge

lunes, 3 de mayo de 2010

Sobre la poesía... mi poesía.

Cuando Platón tocó a los poetas con su varita mágica y los dotó de la capacidad de comunicarse con los dioses, de ser los portadores del fuego divino a través del cual transmitían las palabras de los dioses, se abrió una trampa, pues nunca un insulto se vio mejor acogido entre aquellos a quienes iba dirigido. Sin embargo, fue a partir del siglo XIX, con el romanticismo, cuando esa trampa se cerró completamente sobre los poetas y la poesía al reafirmar aquéllos ese vínculo de unión con la divinidad. A partir de ahí se fue creando un halo de impenetrabilidad a su alrededor que ha ido alejando a la poesía de su público original... el pueblo, los otros.

Muchos creen que un poeta escribe por inspiración, que los versos le surgen -no se sabe muy bien de dónde- repentinamente, misteriosamente, al dictado de su ¿corazón?, que no existe un trabajo de creación por parte de su autor. Pero lo peor es que muchos poetas piensan que realmente son unos iluminados, que para escribir poesía les basta con colocarse la túnica que pone "poeta" y escribir lo primero que se les ocurra en forma de versos rimados o libres, eso da lo mismo; y así, la distancia entre el lector y el poeta "incomprendido" se mantiene, glorificando la divinidad poética.

Yo no creo nada de eso; yo creo que un poeta no nace con un vínculo divino, más bien se curte con el tiempo, aprende a mirar la vida de una forma en la que la narrativa no le basta para expresarse y por eso recurre al lenguaje de las imágenes, de los sentimientos, mucho más fuerte e impactante, buscando -a través de un trabajo laborioso en el que descarta muchas ideas- la mejor forma de plasmar lo que quiere contar... Porque de eso se trata: de cortar algo.

Porque la poesía también cuenta historias. La mayoría de las veces de forma tan breve que son sólo una ventana a un momento determinado de una historia que nunca conoceremos; por eso la poesía exige mucho más esfuerzo al lector, pues ha de captar toda una serie de elementos previos que no conoce y que no va a conocer; por eso la poesía suele tener varias lecturas, pues depende de la historia previa que cada lector le atribuya; y por eso la poesía es capaz de llegar de forma inmediata y condensada a donde la narrativa no suele llegar: al poso común de cada cultura.



Publicado en el nº 2 de la revista "Otras palabras"


2 comentarios:

Begoña dijo...

El alma que se cincela en una lucha titánica con el lenguaje. Siempre tiene que haber vencidos: palabras que no caben y retazos de alma que sólo se intuyen.
No podías haberlo dicho mejor ni tener más razón.

Mil besos
Bego

Carmen Herrero dijo...

Y tú no podías haber rubricado mejor mi texto.

Muchas gracias por el comentario.

Otros mil besos,
Carmen